miércoles, 14 de septiembre de 2011

El otro día me levanté preguntándome, para qué sirve la vida?, para qué sirve vivir? Todo el mundo te responde que es algo mejor a la muerte, pero qué podemos decir de algo que realmente no conocemos? Acaso antes de la vida estamos muertos, o seguimos “vivos” tras morir, iremos a parar a un cielo con alas y unas puertas de oro?

Esto me lleva a volver a plantearme mi duda, para qué estamos en este mundo? Todo el mundo hace algo a cambio de otra cosa, puede ser desde dinero hasta satisfacción personal, pero llegando a la cuestión máxima, ya que hacemos algo en la vida es acaso que esperamos algo tras la muerte? Qué hay detrás verdaderamente del temido nombre?, tan grande es el temor este que poseemos que la mayor empresa del mundo a lo único a lo que se dedica es a darnos esperanza sobre el tema x, quién va a ser sino la religión, porque qué es la iglesia sino una empresa dedicada a los números de circo dirigidos por un nazi con el único objetivo de enseñarnos el camino al cielo, o por lo menos parece más bien darnos un chalet adosado en el cielo a cambio de una hipoteca hasta la muerte?

PORKA MISERIA

autor: Gaspar Navarro

Traté sin éxito de reanimar a la joven de cabellos dorados. A duras penas daba débiles bocanadas de aire. Sentí el sudor frío correr por mi espalda debido a lo palpable tensión del ambiente. Su pálida piel se tornó violácea y ya apenas respiraba. Angustiada, le grité, zarandeé y rogué porque solo fuese un susto. Entonces dejó de respirar. Las lágrimas me salieron en cascada precipitándose sobre el cuerpo inerte de la chica. Me recosté sobre su estómago, cuando un profundo suspiro proveniente del cuerpo me sacó de mi pozo. Asustada, me incorporé tan violentamente que tropecé y caí. La joven se levantó con la gracia de una pequeña bailarina. Era ella, sin duda, pero algo había cambiado. Ahora su piel era casi transparente, y sus ojos se habían tronado de un gris apagado. Oscuras ojeras se aposentaban en su rostro afeándolo, y sus labios estaban secos. Extendió su mano hacia mí pidiéndome que la siguiera. Paralizada del terror y sin poder articular palabra miré hacia el suelo. El cuerpo de la chica seguía allí. Volví a mirar a la que creía era mi amiga. Estaba suspendida en el aire, con una macabra sonrisa dibujada en su rostro. Se sacudió violentamente y de su boca salió un espeluznante alarido comparable al graznido de un cuervo. Sus terroríficos movimientos eran cada vez más rápidos hasta que desapareció de mi vista. Quería pensar que aquella horrible criatura se había desvanecido, pero en mi interior sabia que seguía allí, sentía el aterrador frío en mi nuca…


autor: Karmilla